Obituario

Una de las actrices más importantes de la historia del teatro español nos dejó el pasado viernes 31 de julio. Una actriz que rechazó invitaciones como, por ejemplo, protagonizar¿Quién Teme a Virginia Woolf? en Broadway por su otra gran pasión, su familia. Una familia de tres hijas que la acompañaban en sus giras siempre que era posible. Con 17 años se casó con Diego Hurtado, hombre global de teatro (actor, director, productor, adaptador) y apadrinado de Jacinto Benavente. Ambos reconocieron desde el primer momento el enorme talento de la actriz y lo pulieron, Benavente como director y Hurtado durante tantos años en los que fue su compañero de reparto o su director además de su marido. Con 24 años ya compartía cartel con las grandes figuras del teatro (Concha Catalá, Rafael Rivelles, Mariano Asquerino,...). En 1954 ganó el premio a la Mejor Interpretación por La Vida Es Sueño con la Compañía Lope de Vega dirigida por Tamayo en el I Festival de Teatro de Las Naciones en París. Fue Premio Nacional de Teatro en dos ocasiones, y allá donde actuaba el público la adoraba. Las ovaciones espontáneas más intensas que se recuerdan en mitad de una escena en los patios de butacas españoles las provocó Mary Carrillo. En cine tuvo grandes intervenciones como por ejemplo en Los Santos Inocentes o en Más Allá del Jardín, en un duelo interpretativo memorable con su querida Concha Velasco. Por esa película recibió el Goya a mejor Actriz Secundaria. Retirada del teatro desde hacía años, se dedicó a pintar y sobretodo escribir, entre otros textos sus memorias: Sobre La Vida y El Escenario.
"Me alegra muchísimo leer algo sobre Mary Carrillo... Eché de menos que pusieran una Capilla Ardiente. No soy de ir a esos sitios, pero esta actriz forma parte de mi infancia... cuando flipaba con esos actores de teatro en la TV casi rechupeteándome del biberón, ¡y no existía en mi casa más que la vida en blando y negro! Quise ser actriz por ser como ella y como otros-otras tantas... Es una parte de mi infancia que se va también. La admiraba mucho, es difícil resumir lo que define a todos esos actores, los actores de esa época, esa generación... ¡chapó, chapó y chapó! Me ha extrañado no escuchar en la tele nada sobre ella. En Telemadrid, tan sólo se refierieron a ella como una actriz que trabajó en numerosas obras de teatro.¡¡¡¡Qué vergüenzaaa!!!! En la 1ª sí que se explayaron un poco más, pero he sentido SILENCIO. Supongo que se le hará algún homenaje. Me ha gustado mucho leer vuestra despedida en el boletín, pero ¿Y qué hay de esos períodicos de tirada nacional??? Y esos reportajes en TV? Me da mucha pena. Compraré ese libro de memorias y le haré mi propio homenaje... Gracias de nuevo." (Reyes Arias)
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Madrid, 27-08-2013
Hola Julia, Julilla, como yo te llamaba, son la una y treinta y cinco de un día nefasto para mí y para muchos que te queremos, te has ido sin decírmelo, quedamos en contárnoslo todo y así ha sido durante mas de 40 años que nos conocemos y hemos trabajado juntos, en Mérida, en el Español, en el María Guerrero, por toda España, en America, viajes de vacaciones, unas cenas de navidades y Nochevieja en tu casa y en la mía, ¡¡las fotos que te hecho!!, con una de ellas ganaste un concurso en Méjico. Teníamos nuestras diferencias oficiales por defender a veces lo indefendible, pero siempre nos quisimos, nunca traicionamos nuestra bella amistad, en mi casa aun tengo un cartel que dice “si me ocurre algo, que llamen a Julia Trujillo”, mi Compañera del alma, COMPAÑERA. Te sigo queriendo a pesar de esta distancia que te ha impuesto el fin de la vida tan bella que has vivido amando el teatro llena de éxitos, amigos y lucha por los demás. Siento no haber estado a tu lado cuando te faltara el aire que necesitabas, tu sabes que te hubiese dado el mío con todo mi cariño, no me olvides que los que aquí quedamos no te olvidaremos, te envío un beso lleno de amor y amistad.
Manuel Gallardo
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Carta de Silvia Marsó a Julia:
Amiga Julia, compañera del alma. Sabes que desde el primer día que coincidí en un escenario contigo en aquel “Ni pobre ni rico, si no todo lo contrario“ de Tono y Mihura, allá por el año 86 me cautivaste. Me impresionó tu generosidad, tu sentido del humor, esa ternura y ese compañerismo con el que nos tratabas a cada uno de nosotros. Desde ese instante nuestra amistad fue creciendo y traspasó los límites del escenario. Así te convertiste para mí en la “tieta” Julia. Todos estos años he aprendido tanto de ti….profesionalmente, por supuesto, pues hemos disfrutado generaciones enteras de tu trayectoria, prestigio y talento; pero sobre todo humanamente…. Tal vez eres la mejor persona que he conocido, incapaz de hacer daño, bondadosa hasta la medula, con una capacidad de empatizar sobrecogedora. Recuerdo, que yo siempre te decía que tenías la mirada de perro y las dos nos reíamos y sabíamos que esa es la mirada más hermosa que puede tener un ser humano. Y tú, perruna, piscis, coqueta, solidaria, luchadora, despistada y llena de vida, repartiste entre tus seres queridos momentos inolvidables, anécdotas desternillantes, confesiones profundas, lazos entrañables. Divertida como un personaje de Mihura o Jardiel, la Giulietta Masina española, la actriz fetiche de Jose Luis Alonso, de Nieva, la gran trágica de Mérida, la empresaria, mano a mano con Canseco , la madre protectora de todos los actores jóvenes que se han cruzado en tu camino… Qué suerte tan grande haberte conocido, amiga Julia, seguiremos queriéndote todos y cada uno de los días que nos queden por vivir. Te quiero
Silvia Marsó
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